(Image from Vegard H. Brun, Mona K. Otnæss, Sturla Molden,
Hill-Aina Steffenach, Menno P. Witter, May-Britt Moser,
Edvard I. Moser, Place cells and place recognition maintained by direct entorhinal-hippocampal circuitry, p. 2246-
http://www.nbb.cornell.edu/neurobio/bionb330/FINAL/hippo2.pdf-)
http://www.nbb.cornell.edu/neurobio/bionb330/FINAL/hippo2.pdf-)
Hace ya seis años que en este blog glosamos la genial investigación emprendida por John O´Keefe sobre la existencia de células específicas de orientación espacial en el hipocampo y en otras zonas cerebrales. John O´Keefe, junto a los investigadores noruegos May-Britt Moser y Edvard Moser, ha sido premiado con el Nobel de Medicina de 2014. ¿Cómo han complementado estos dos autores las excepcionales indagaciones del neurocientífico americano irlandés? El matrimonio Moser ha descubierto la presencia de células rejilla ("grid cells") en la corteza entorrinal de ratas. Estas células son parte de un sistema de coordinación espacial independiente del entorno. En concreto, en la segunda capa de la corteza existen células rejilla que se activan cuando la posición del animal coincide con los vértices de una rejilla triangular periódica que cubre la completa superficie del entorno. El hecho de que la estructura regular de la rejilla y las relaciones del entorno permanezcan invariantes, implica la existencia de un espacio métrico de integración espacial universal en el cerebro. Los premiados comparan la estructura geométrica de las rejillas en diferentes capas buscando correlaciones en la rotación espacial de neuronas. Más allá de la capa segunda, las células rejilla fueron colocalizadas con células orientadas por los movimientos de la cabeza del animal. Las células rejilla y las células que se orientan por los movimientos de la cabeza se solapan lo que implica que, a diferencia de las conexiones del hipocampo, todas las capas operan juntas como una unidad integrada. Por lo tanto, el mapa espacial en la corteza entorrinal comprende células rejilla y células que responden a los movimientos de la cabeza, formando una población continua. Conforme el animal se mueve, el vector de posición (como si fuera un GPS) de la red de células rejilla, va actualizando la integración de la posición, dirección y velocidad del mapa espacial. Las llamadas células conjuntivas parecen desempeñar un papel clave en este proceso. Estas células se localizan en las capas tercera y quinta de dicha corteza. A los pioneros hallazgos en los años 70 de O´Keefe sobre células de localización espacial en el hipocampo se unen estos otros descubrimientos que, sin duda, han contribuido a nuestra comprensión del mecanismo neurológico de nuestro sistema de orientación y a la justa concesión de un Premio Nobel.