sábado, 11 de octubre de 2008

José Mira: in memoriam


José Mira, director del Departamento de Inteligencia Artificial de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería Informática de la UNED, falleció el día 13 de agosto de 2008. Queremos manifestar desde aquí el mayor de nuestros agradecimientos a este verdadero maestro. El profesor Mira se incorporó a la Universidad Nacional de Educación a Distancia en 1989 como Catedrático de Ciencias de la Computación e Inteligencia Artificial, habiendo ejercido previamente la docencia en la Universidad Complutense, en la Universidad de Granada y en la de Santiago de Compostela. En esta última Universidad había recibido la medalla de oro, imagen de nuestro blog que corresponde precisamente a la salida de ese acto institucional.
Muchos de los que, a finales de los años 80, estábamos interesados en la Inteligencia Artificial en nuestro país, teníamos dos referentes: uno, por así decirlo, externo, y el otro interno. El primero era Jaime Carbonell, que ya estaba trabajando en USA, mientras que el segundo era José Mira. Tuve la fortuna de recibir en 1995 su tutela en uno de sus cursos ("Introducción a la Inteligencia Artificial") y así poder entrar en contacto con él. Había sido uno de los introductores en España del enfoque simbólico en Inteligencia Artificial (los "scripts de Schank y, por ejemplo, lenguajes representacionales como KL-ONE) pero también del novedoso planteamiento conexionista de Rumelhart y McClelland. Recuerdo que por aquel entonces yo trabajaba en teoría de situaciones, nada que, por supuesto, tuviera que ver con la Inteligencia Artificial "dura". En parte, mi interés respondía a mi disconformidad con una perspectiva demasiado estrecha en cuanto a su reduccionismo cuantitativo. Tenía la sensación de que podía hacerse cierta justicia a la importancia de la interacción del entorno con el agente, a través de la idea de situación de Jon Barwise. La tremenda maquinaria de difusión del CSLI de la Universidad de Stanford estaba a pleno rendimiento y decenas de libros salían anualmente de las imprentas del Xerox Parc en "Silicon Valley", aplicando dicha idea. Todavía estaban por llegar las aplicaciones más interesantes, como los programas Tarski´s World o Turing World, de Etchemendy, Barwise y su equipo, la cuestión de los diagramas lógicos o los trabajos formales de Wobcke. Paralelamente, Rosenschein y Kaelbling, sin apelar en absoluto a la perspectiva de Barwise, daban los primeros pasos hacia el diseño de autómatas "situados": esto sí que era verdadera Inteligencia Artificial para el profesor Mira. Cuando acudí a comentarle mi trabajo, que versaba sobre canales de flujo de información, en la línea de Jerry Seligman, el profesor Mira, siempre entrañable, siempre extraordinariamente humano, no pudo evitar la media sonrisa del genuino conocedor, de la persona que verdaderamente sabe qué hay que traerse entre manos: "sí, hay formalización, pero ¿todo esto no es demasiado cualitativo?, ¿dónde está lo cuantitativo?" Al final, como no podía ser de otro modo en una persona de tan excelente humanidad, siempre deseosa de ayudar y de que los jóvenes fueran aportando, se llegó a una "entente cordiale", y el trabajo se reencauzó sarisfactoriamente para ambos.
Pero tampoco hay que olvidar al hombre de finísima ironía que, en un reciente curso de verano en Ávila, se reía abiertamente de las eternas preguntas de los periodistas acerca de la posibilidad de "fabricar" seres auténticamente inteligentes: "si tienes la suerte de juntarte con alguien que te quiera mucho y esperas 9 meses", la respuesta será afirmativa.
¿Me equivoco si afirmo que las Unidades Didácticas sobre Inteligencia Artificial (UNED) del profesor Mira están entre las publicaciones más leídas de la materia en castellano, y que su extraordinaria claridad ha abierto los ojos a muchos licenciados de todo el ámbito iberoamericano? Por allí, de manera concisa, accedías al mundo de los lenguajes simbólicos, de la lógica borrosa o de los perceptrones, con una facilidad pasmosa.
Muchas gracias, Profesor. Estarás siempre en el recuerdo y tu excepcional labor no tendrá fin.

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