Gerald Edelman, premio Nobel de Medicina en 1972, es hoy fundamentalmente conocido por su teoría acerca del origen de la conciencia. Pero en los orígenes de sus indagaciones sobre la responsabilidad de la selección de grupos neuronales en el establecimiento de funciones cerebrales superiores, están sus estudios sobre el sistema inmunológico que propiciaron su concesión del Premio Nobel. La selección clonal es propia de dicho sistema puesto que, como sistema evolutivo que es, es un sistema renovable; es decir, en su primer repertorio siempre son generadas nuevas variantes. En el Sistema Nervioso Central parecen ser las sinapsis los elementos renovables pero lo que sucede es que todavía sigue conociéndose poco acerca de su repertorio original, a diferencia de lo que sucede, por ejemplo, con el sistema inmunológico. Muchas de las predicciones al respecto de Edelman están siendo confirmadas en nuestros días. Y así, desde hace tiempo se sabe que los grupos celulares y no las células simples, son las unidades funcionales a considerar en el estudio de la conciencia. A su vez, la superposición funcional entre axones parece hoy evidente, produciéndose un fenómeno de redundancia que se manifiesta, electrofisiológicamente, en señalizaciones de reentrada, especialmente en grupos neuronales de las zonas talámica-cortical y límbica-reticular. Las señalizaciones de reentrada en fases implican asociaciones en paralelo entre patrones ya almacenados e inputs sensoriales o internos. La conciencia surgiría como el resultado del acceso de grupos neuronales a un rico repertorio de patrones multimodales asociativos, almacenados en la memoria a largo plazo como un resultado de experiencias pasadas.
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